- Comenzar a amamantar lo más pronto posible después del alumbramiento, de preferencia después de parto.
- Amamantar frecuentemente, día y noche, cada vez que el bebé o al niño que ya gatea, tenga hambre y según su deseo (a libre demanda). La succión frecuente estimula la producción de leche y tiene efecto sobre el espaciamiento de los embarazos
- Amamantar exclusivamente los primeros seis primeros meses de vida del bebé, (es decir sin agua, ni jugos, etc. )
- Después de este período de seis meses, se introducen los alimentos complementarios poco a poco.
- La amamantada debe preceder a los nuevos alimentos.
- Continuar amamantado aún si la mamá o el bebé están enfermos
- Continuar amamantando al menos dos años. La leche materna continúa siendo una excelente fuente de calorías y proteínas, a la vez que proporciona protección inmunológica al niño pequeño.
- Evitar dar biberones o chupetes: su utilización puede reducir en el bebé el deseo y la capacidad de amamantar. En la medida que se da al bebé un alimento o un líquido, es preferible utilizar una cuchara o un vaso, para evitar que confunda la succión del seno con la que se hace en un biberón, especialmente los primeros meses
- Ingerir líquidos y alimentos en cantidad suficiente
- Importancia de las lactadas nocturnas: La cantidad de prolactina producida después de una lactada entre medianoche y las cinco de la madrugada es más elevada que la producida después de una lactada durante el día. Es por eso, que generalmente, para mantener una buena producción de leche y para permanecer infértil, las lactadas nocturnas son muy importantes.
Por Tatjana Barras-Kubski
Médica General y Homeópata
Könz, Suiza
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