Derecho al ocio. A vivir momentos no programados por los adultos.
Derecho a ensuciarse. A jugar con arena, tierra, hierba, hojas, agua, ramas y piedras.
Derecho a los olores. A percibir el olor y a reconocer los perfumes de la naturaleza.
Derecho al diálogo. A escuchar y a tomar la palabra, a dialogar.
Derecho a usar las manos. A clavar clavos, a serrar, a pegar, a modelar la arcilla, a atar cuerdas, a enceder un fuego.
Derecho a un buen comienzo. A comer comida sana desde el nacimiento, a beber agua limpia y a respirar aire puro.
Derecho a la calle. A jugar libremente en las plazas, a andar por la calle.
Derecho a lo salvaje. A construir un refugio en el que jugar en el bosque, a tener cañaverales en los que esconderse, árboles a los que trepar.
Derecho al silencio. A oir el viento que sopla, el canto de los pájaros, el gorjeo del agua.
Derecho a los matices. A ver salir y ponerse el sol, a ver de noche la luna y las estrellas.
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