El bebé y el descubrimiento de la muerte: si estás solo, estás muerto.
"Este me parece un tema del que merece hablar ahora: el abandono. Los bebés sienten que si sus padres no están a su lado, especialmente en la noche o en lugares o con personas extrañas, estén en grave riesgo de muerte. Sus cerebros no han aprendido sobre el mundo, solamente tienen como herramientas para sobrevivir sus instintos. Y el pequeño e indefenso bebé humano, nacido incapaz hasta de moverse de un sitio a otro por si mismo, hasta incluso de agarrarse al pelaje de su madre, tiene unas instrucciones en su código genético que son las que precisamente nos han permitido sobrevivir como especie.
Las instrucciones son muy sencillas: si estás solo, estás muerto: Grita para que vengan a salvarte. Y claro que gritan, pero no para manipular a sus padres, sino para que vengan a salvarlos.
Los bebés humanos no saben que vivimos en casas seguras y que ya no rondan los tigres dientes de sable. Genéticamente son los mismos niños de la Prehistoria. Un bebé solo en la noche estaba muerto, los depredadores estaban dispuestos a comérselo o sencillamente, moriría de frio o hambre. Están programados para sobrevivir en esas peligrosas circunstancias. Y por eso sienten miedo cuando están solos, tienen que gritar y llamarnos, en sus mentes todavía existen los tigres dientes de sable y el frío del bosque.
Por eso los bebés lloran y gritan, incluso hasta el agotamiento, cuando los dejamos en brazos de alguien a quien no conocen o los dejamos solos en una habitación, y sobre todo cuando los dejamos solos en su cuna en la noche. Piensan, o mejor dicho, sienten que van a morir y lloran desesperados para que volvamos a salvarlos.
Hoy sabemos el daño que puede hacer el miedo en el cerebro infantil, por eso, aunque pudieran decirnos que, al final, se dan cuenta de que no les pasará nada malo y se acostumbran, hacerles eso es cruel y hasta contraproducente. Nadie quiere hacerle daño a sus hijos o hacerles pasar terror, por eso, hacerles pensar que pueden morir a los bebés no es una buena práctica de crianza y, seguro, que cuando los padres lo saben, cambian a otros métodos más respetuosos con el sueño infantil. No queremos que los bebés piensen que van a morir antes de tiempo, ¿verdad?" Autor: Mireia Long
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