martes, 27 de diciembre de 2011

Inteligente ¿se nace?

¿Ser inteligente es un don que nos puede ser dado o es un logro que admite la posibilidad de ser desarrollado con el tiempo?
La inteligencia no es un don especial que algunos niños traen al nacer. Es una posibilidad de la cual todos disponemos desde el primer instante de vida, por su puesto, durante el tiempo de gestación todo hubiera sucedido normalmente.
Esta aptitud vital para el desarrollo de la vida del ser humano es una capacidad que iremos construyendo desde le primer día de vida, tal vez desde antes, sobre la base de una serie de datos genéticos aportados al bebé por sus padres pero que deben ser alimentados para su posterior crecimiento no sólo con los nutrientes orgánicos provistos por los alimentos, sino también, y quizás fundamentalmente, con los "alimentos del alma" que son el afecto y el contacto que forman el vínculo entre los padres y sus hijos, desde el primer instante después del nacimiento.

Aprehendiendo el mundo
Yo no sé si los bebés al nacer son inteligentes o no, pero si sé que disponen dentro suyo de la gran puerta de entrada al conocimiento de cuanto los rodea y de sí mismos que es, por un lado, el uso de sus sentidos (fundamentalmente el tacto) y por el otro, una serie de conductas instintivas que le permiten captar y lograr la atención de sus mamás.
Las sensaciones así obtenidas se conforman en percepciones y éstas permiten los primeros conocimientos: el olor del pecho materno, el sabor de la dulce y cálida leche que lo alimenta, la suave textura integradora de la piel de su mamá. Cuando mamá sostiene en su regazo a su pequeño bebé, literalmente lo sostiene, lo conforma lo integra, le permite ser y sobrevivir. En el momento en que el pequeño llora por hambre siente todo como definitivo y absoluto, es entonces que su mamá lo entiende, viceralmente lo comprende, y al darle el vital alimento le entrega dos cosas: La leche y la capacidad de creer, de saber que puede confiar en obtener lo necesario. Todos estos eventos no sólo le otorgan al bebé sus primeros conocimientos, sino también comienzan a formar dentro suyo la confianza básica en sí mismo la cual le permitirá disponer en el futuro de condiciones emocionales y óptimas que le permiten aprovechar al máximo su coeficiente intelectual.
¿Qué sucede durante el embarazo?
Durante el embarazo los bebés sienten los movimientos, los sentimientos de sus mamás, pueden de alguna manera desde el quinto mes escuchar el corazón materno y el papá, cuando toca la panza de su mujer embarazada, percibe como el bebé reacciona moviéndose frente a dichos estímulos. En el tercer mes de gestación comienza la interconexión de las neuronas, células núcleo del cerebro, podríamos decir las futuras células pensantes. Todo esto sucede en forma de ondas eléctricas que a través de sus vinculaciones irán formando y cambiando día a día la forma del cerebro para modelas los diferentes circuitos mentales que, a través del tiempo, permitirán que el bebé recién nacido sea capaz de percibir estímulos y hacer crecer desde el primer día su inteligencia.
El código genético que papá y mamá le han brindado a su hijo, es el factor dominante pero el medio ambiente y las influencias externas, juegan también un rol de soporte fundamental.Existen situaciones que pueden alterar el normal desarrollo del sistema nervioso, como por ejemplo la desnutrición materna, a veces encubierta u ocultada, adquirida a través de dietas limitadas en algunos nutrientes esenciales como el hierro, el yodo, el colesterol, los azúcares, el calcio; vitaminas como el ácido fólico, que juega un papel fundamental para evitar que ocurran ciertas malformaciones congénitas. Otra situación de riesgo para el sistema nervioso de los bebes en gestación, es su sensibilidad a tóxicos y drogas tales como el alcohol, el tabaco, la marihuana, la cocaína y otras sustancias nocivas. Durante los nueve meses las mamás no deben ingerir medicaciones, ni exponerse a radiaciones, sin previa consulta con su médico. Otro de los factores a tener en cuenta son ciertas enfermedades especialmente peligrosas durante el embarazo como la rubeóla, la toxoplasmosis, la sífilis o el tan común herpes genital. Las madres deben estar advertidas por su obstetra sobre la situación en que se encuentran frente a las mismas. En las consultas periódicas los médicos controlan: • Su estado inmunológico y susceptibilidad frente a infecciones que puedan poner en riesgo al feto.
• Tensión arterial, para descartar hipertensión.
• Azúcar en sangre para localizar algún grado de diabetes.
• Ecografías fetales, que determinan: el crecimiento del bebé.
 El crecimiento de su cerebro. Eventuales malformaciones congénitas.
La casa de la inteligencia
El bebé al nacer trae un bagaje genético y dispone de un sistema nervioso que le permite contactarse con todo aquello que lo rodea. El cerebro es el rincón del cuerpo que alberga la inteligencia, el aprendizaje, la memoria, el lenguaje, el movimiento, parte de la psiquis y la creatividad entre otras muchas funciones, algunas todavía desconocidas. El desarrollo cerebral se lleva a cabo por un mecanismo de "selección activa" en el cual se forma neuronas y circuitos neurales mientras otros son suprimidos. La neuroembriología ha descubierto en los últimos años que la actividad eléctrica de las células del sistema nervioso a través de sus pulsos y de mediadores neuriquímicos, va modificando la estructura física no es como una computadora que se arma y después comienza a funcionar sino que comienza a ejercer sus funciones aún mucho antes de estar terminado.
Un bebé al nacer cuenta con cien billones de neuronas pero el cerebro continúa creciendo y cambiando. Existe estudios que han confirmado que los niños que no son tocados o estimulados tempranamente, desarrollan hasta un 20% menos el cerebro. A los dos años el cerebro contiene el doble de conexiones internas que el cerebro de los adultos y también consume el doble de energía. A pesar de que las conexiones entre las neuronas pueden producirse a lo largo de toda la vida, el periodo de mayor potencial se logra alrededor de los dos años de vida. En este sentido los tres premeros años son claves ya que es en ese periodo cuando los estímulos adecuados resultan mas efectivos.
A favor de la lactancia materna
La leche es el alimento ideal para el niño en su primer año de vida, pues por el contenido de bionutrientes es el más apropiado para la inmadurez de los riñones y funciones digestivas y también es el mejor alimento para el crecimiento de su cerebro. La concentración de algunos componentes de la leche materna tienen relación con la alimentación de la madre. Esto es muy importante ya que ciertos nutrientes están relacionados con el crecimiento y desarrollo del cerebro y del sistema nervioso en su totalidad.
Los ácidos grasos poliinsaturados tienen mucha importancia en el proceso mielinización del sistema nervioso central, el cual es fundamental para el niño en todo lo que compete a su proceso de maduración psicomotriz e intelectual. Para que una mamá tenga una adecuada cantidad de este tipo de ácidos grasos en su leche, debe tener una ingesta adecuada de grasas que contengan a esos en su composición. Las vitaminas del grupo B folatos, vitaminas A y D también dependen de la ingesta materna por ello las madres vegetarianas estrictas y de larga data tienen posibilidades de tener un déficit de vitaminas B12 y de folatos lo cual, además de producir ciertos tipos de anemias, también puede traer aparejado un eventual daño neurológico en su niño.
El hierro no sirve solo para prevenir anemias sino que, entre otras propiedades, tiene una directa correlación con el coeficiente intelectual de los niños en crecimiento. De esta forma, el hierro que el bebé consuma va a estar en directa relación con el que la madre ingiera. Todas las carnes con músculo ya sean vacunas de aves o pescado son la mejor fuente y la mejor absorción de minerales y micronutrientes cuya carencia es la mayor causa de déficit nutricional.
Ser inteligente
Interrogarse sobre que es la inteligencia, es una buena y difícil cuestión para la cual tal vez no dispongamos de una y abarcativa respuesta. Es claro que no siempre el que tiene el coeficiente intelectual más elevado es quién obtiene los mejores logros en su vida. Podríamos intentar algunas definiciones:
- Es una función del cerebro.
- Es la aptitud para aprender y obtener conocimientos.
- O tal vez mejor, será aquello que nos permite adaptarnos al medio en que vivimos, y a la vez modificar situaciones negativas en pos de un mayor beneficio propio y colectivo.
Dr. Marcos Mercado
Pediatra

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