domingo, 30 de noviembre de 2008

Un bello poema

MATERNIDAD



Te dormirás tal vez con tantos nombres
barajados en el mundo de dos sexos
imaginando el tamaño de sus manos
el color de sus ojos y cabellos...

Planeando también algún futuro
algún camino para sus pasos frescos.
te dormirás con tanto interrogante
con tanta expectativa y tanto anhelo.

....pero un dia, despertarás de golpe
sobresaltada por un pensamiento
sentirás su calor, su respirar
su movimiento y su latido nuevo


en tu vigilia contemplarás la cuna
y te darás cuenta que ya no es un sueño.


Guillermo Beccari.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Decálogo para padres...



Si acabas de ser padre, estás a punto de serlo, o estás pensando en tener
hijos, te presentamos una guía práctica para no desfallecer en el primer
intento.

1. Decide que tipo de padre quieres ser.

Tu primera labor para adentrarte en el mundo “paternal” será definir qué clase de papá vas a ser, ese que recordarán tus hijos por el resto de su vida. Desde el más exigente hasta el cómplice de aventuras, conoce las señales que los identifican, y define cuál será tu estilo.


- Modernos: Cocinar, jugar, preparar los biberones, cambiar pañales, traer el pan y tener buena memoria son algunas de las características y labores corrientes de esos “súper” papás.

- Confidente y amigo: Son esos papás alegres, divertidos y con una actitud positiva hacia sus hijos. Celebran sus logros, “gestos” y hasta sus travesuras. En la adolescencia, los videojuegos, el fútbol, la pizza y las bebidas azucaradas “endulzarán” sus aventuras.

- Tiernos: Son emocionales, sentimentales y muy cariñosos. Son entregados a su familia y devotos a sus pequeños. Les encanta hablarles a los bebés “en su idioma” y siempre están dispuestos a complacerlos.

- Modelo: Nunca olvida sus responsabilidades con el hogar y los hijos. Equilibra muy bien los tiempos modernos con la forma en que los educaron.

- Exigentes: Desde la marca del pañal, el biberón, la temperatura de la leche y el alimento del bebé… todo estará bajo control. Cada detalle que tenga que ver con el bienestar de sus hijos será examinado con lupa y se realizará bajo su aprobación.

2. Ser el padre perfecto no te deja por fuera de ser el hombre perfecto.

Solo basta recordar algunas películas de Hollywod que despertaban más de un suspiro, cuando el “galán”, sex symbol y protagonista, luchaba contra todo por proteger o recobrar el amor de su pequeño. Duro, pero tierno. Fuerte, pero suave. ¿Quién no ha escuchado estas fantasías en boca de mujeres imaginando al hombre perfecto?. -

Indiscutiblemente el padre perfecto es el hombre ideal, no hay nada más admirable que una figura paternal intachable. Aquellos que ves paseando carritos con sus niños en los parques, con los pequeños en sus hombros, o hasta con pañaleras en su espalda, y que se emocionan y le comentan al mundo cada logro de sus hijos, son en definitiva ¡perfectos!
Un hombre que decide que la educación de sus hijos no es simplemente la labor que la madre haga de ello, o el ejercicio de la autoridad indiscutible, es un hombre ideal.


3. Prepárate a cambiar tu nombre y el de tu pareja por: ¡Papá y mamá!

Aunque te suene un poco raro… tendrás que acostumbrarte. ¡Papá! Una de las primeras palabras que le oirás a tu pequeño, algo que sonará como el primer “te quiero” y logrará cambiar tu vida por completo. Así que prepárate, alista la cámara, tu mejor sonrisa para él, y emociónate con esta gran aventura.


4. Mi suegra, mi mejor amiga .

Es el momento de conquistar con flores y detalles a tu suegra, a partir de ese momento se convertirá en tu mano derecha y en la de tu esposa. Aunque nunca antes se te hubiera pasado por la cabeza… ahora “ella” será tu mejor consejera, confidente y ¡maestra! Su experiencia logrará liberarte de temores y darte mayor confianza y seguridad al momento de ejercer tu labor como padre. Agradecerás como nunca antes su presencia en el hogar… así que es el momento de invitarla a cenar, darle palabras de afecto y estrechar su mano.

5. Vuelve a ser niño.

¿Tus últimos súper héroes ya no existen hace décadas en la televisión? Pues es el momento de programar tu tele y acostumbrarte a los nuevos personajes que muy pronto se convertirán en los ídolos de tu hijo.
Así que… si te daba escalofrío el dinosaurio rosado, pasabas de canal cada vez que oías las carcajadas de una esponja insólita, pues llegó el momento de reconciliarte con los nuevos cartoons y cambiar los partidos de fútbol por las peripecias de los Power Ranger, los nombres de los jugadores por los ciento un Pokemón, y divertirte con los episodios de Bob el constructor.

Tus escapes tampoco serán en las salas de cine. Cambiarás los gángsters de Tarantino y los efectos especiales de Steven Spielberg por las fantásticas películas animadas de Disney y Pixar. Shrek, el Capitán Jack Sparrow y las sirenitas, princesas y hadas madrinas, se convertirán en tus protagonistas predilectos.


6. Gadgets para tu bebé.


Tu prioridad ya no será tu Palm, tu afición por los ipods y el Laptop último modelo, de ahora en adelante tendrás que adentrarte al mundo “complejo” de los coches Bugaboo, las sillas porta bebé para el coche, los Baby IQ y cangureras. Todo un mundo de tecnología por descubrir, y que ahora hace parte del estilo de vida de los “nuevos” bebés.

7. Adiós a las noches enteras.


Si antes lo único que te desvelaba eran las salidas al bar, las fiestas con tus amigos ó una muy buena película a la media noche, prepárate porque las cosas se tornarán un poco frenéticas luego de la llegada de tu bebé. -

Acostúmbrate al llanto a la media noche, los arrullos en la madrugada, y por supuesto de las eternas ojeras que se apoderarán de tu rostro durante un buen tiempo. La idea es acostumbrarte, programar el horario de sueño con tu pareja y al final ¡disfrutar la experiencia!

8. De deportes extremos a paseos al parque.

Maratones, recorridos en bicicleta, pesas, caminatas energizantes y hasta unas cuantas idas al gimnasio no volverán a ser parte de tu plan “rutinario” en mucho tiempo. Es hora de darle la bienvenida a los paseos con tu bebé en su coche, alguno que otro picnic en el parque, y detenerte en cada esquina a enseñarle los árboles, los pájaros, el cielo y hasta como lidiar con los perros. En la calle tu actitud de hombre deportista o hasta competitivo, lo cambiarás por el de sólo sonrisas y tiernos gestos. -

9. Canciones de cuna para todos.

Si te encantaba subirle el máximo volumen a tu dial y disfrutabas cantar a todo pulmón tus canciones favoritas, es el momento de apaciguar los ánimos, y cambiar el disco de rock, salsa o ranchera, a los sonidos melodiosos de la música clásica y a las tiernas canciones de cuna que serán una caricia a los oídos de tu bebé. -

10. Vacaciones con flotadores, sombrillas y biberones.


De hora en adelante no bastará la guayabera, los shorts, las gafas de sol y los bronceadores, tu maleta de viaje se convertirá en todo un arsenal de provisiones para tu bebé. Desde pañaleras, juguetes, biberones, tarros de leche, hasta “exóticos” flotadores, coches y cremas antisolares se apoderarán de tu estadía en vacaciones.-

Pero el tener a tu hijo en brazos, vale todo lo que debes cambiar, en esta etapa de Papá

lunes, 17 de noviembre de 2008

Uno crece...


Imposible atravesar la vida …Sin que un trabajo salga mal hecho,

Sin que una amistad cause decepción,

Sin padecer algún quebranto de salud,

Sin que nadie de la familia fallezca,

Sin que un amor nos abandone…

Sin equivocarse en un negocio.

Ese es el costo de vivir.

Sin embargo…Lo importante no es lo que Suceda, sino como reaccionamos ante la situaciòn.

Si te pones a coleccionar heridas eternamente sangrantes, vivirás como un pájaro herido incapaz de volver a volar.

Uno crece cuando no hay vacío de esperanza, ni debilitamiento de voluntad, ni pérdida de fè.

Uno crece al aceptar la realidad y al tener el aplomo de vivirla.

Crece cuando acepta su destino, y tiene voluntad de trabajar para cambiarlo.

Uno crece asimilando y aprendiendo de lo que deja detrás…Construyendo y proyectando lo que tiene por delante.

Crece cuando se supera, se valora, y da frutos.

Cuando abre camino dejando huellas,Asimilando experiencias…¡Y siembra raíces!

Uno crece cuando se impone metas, Sin importarle comentarios negativos, ni prejuicios,

Cuando da ejemplos sin importarle burlas, ni desdenes…

Cuando se es fuerte por carácter, sostenido por formación,

Sensible por temperamento… ¡Y humano por nacimiento!..Cuando enfrenta el invierno aunque pierda las hojas, Recoge flores aunque tengan espinasY marca camino aunque se Levante el polvo.

Uno crece ayudando a susSemejantes, conociéndose a sí mismo y dándole a la vida más de lo que recibe….

Uno crece cuando se planta para no retroceder…

cuando se defiende como águila para no dejar de volar…Cuando se clava como ancla en el mar y se ilumina como estrella.Entonces… Uno Crece...

Autor desconocido

sábado, 15 de noviembre de 2008

Una oración de gracias...


Hoy estoy genuinamente agradecido por tantas cosas; he sido bendecido de tantas maneras.

Estoy agradecido por el maravilloso país en el que vivo y por sus muchos héroes.

Estoy agradecido por mi maravillosa familia y amistades.

Ellos son mi más grande bendición.

Estoy agradecido por las criaturas que han sido puestas sobre la Tierra para todos nosotros; ellas nos enseñan tanto: amor incondicional, lealtad y comprensión.

Ruego que todos los que sufren alguna enfermedad tengan un día libre de dolor.

Estoy agradecido por todos aquellos que tienen mesas llenas de comida y a alguien con quien compartirla; y por aquellos que no tienen ni familia ni comida, Señor, te pido que los consueles.

Estoy agradecido por el tiempo que tuve con mis seres queridos que han partido para estar contigo; siempre serán amados y profundamente extrañados.

Estoy agradecido por haberme permitido tener amor y comprensión en mi corazón.

Son estas muchas bendiciones las que hacen mi humilde vida feliz y realizada.

Amén

Autor desconocido

jueves, 13 de noviembre de 2008

Una linda reflexión


Son muchas las ocasiones en las que montañas gigantescas aparecen frente a nuestras vidas, en relación a nuestros hijos: enfermedades, discapacidades, problemas de aprendizaje y muchos más. Hemos visto como las personas capacitadas para atender a estos problemas no pueden ayudarnos y nos dicen que es imposible.

Pero es imposible para un padre y una madre que ama a su hijo y que desea verlo triunfar en medio de la adversidad?

Y a pesar de los NO, muchos padres han dicho SI, sí mi hijo es capaz, mi hijo puede, y han demostrado que la lucha y la perserverancia alcanzan los obstáculos más grandes que jamás hayamos imaginado superar.

Por eso, no te dejes aplastar por las circunstancias, que tu hijo dará lo que recibe de tí.

Enseñale con optimismo, ganas de triunfar apesar de.., confianza, valor, a levantarse cuando a caído, etc… verás que lo imposible se vuelve posible.
Lo más importante es que apesar de sus limitaciones ellos sigan adelante, que tenga una vida con fracasos y triunfos como cualquier otro niño. Que aunque sus logros parezcan insignificante, para ellos es uno de los pasos más importantes y que definirán sus vidas.

La perserverancia y el valor que demostremos como padres, es el mejor regalo y la mayor inversión que podemos heredarles en vida.

Así que aunque los mejores guerreros no puedany se den por vencidos, seamos como esa madre, que por amor a su hijo venció todos los obstáculos y peligrosos para poder tenerlo en sus brazos a salvo.

Seamos como Josué, no veamos solo lo negativo, veamos más allá todo lo que podemos ganar, que ellos lo merecen.

Texto: Andrea Carrillo de Contreras

martes, 11 de noviembre de 2008

Alguien dijo...


Alguien dijo que un niño se lleva en el vientre durante nueve meses.
Ese alguien no sabe que un hijo se lleva en el corazón toda la vida.

Alguien dijo que toma una seis semanas volver a la normalidad después de dar a luz.
Ese alguien no sabe que después de dar a luz la normalidad no existe.

Alguien dijo que se aprende a ser madre por instinto.
Ese alguien nunca fue de compras con un niño de tres años.

Alguien dijo que de “buenos” padres salen hijos “buenos”.
Ese alguien piensa que un hijo viene con instrucciones y garantía.

Alguien dijo que las “buenas” madres nunca gritan.
Ese alguien nunca vio a su hijo romper con una pelota la ventana del vecino.

Alguien dijo que no se necesita una buena educación para ser madre.
Ese alguien nunca ayudó con una tarea de matemática de cuarto grado.

Alguien dijo que no se puede amar al segundo, tercer ó cuarto hijo como al primero.
Ese alguien sólo tuvo un hijo.

Alguien dijo que se pueden encontrar en los libros las respuestas a todas las preguntas sobre como criar hijos.
Ese alguien no tuvo un hijo que se metió un fríjol en la nariz.

Alguien dijo que lo más difícil de ser madre es el parto.
Ese alguien nunca dejó a su hijo en la escuela el primer día del Jardín.

Alguien dijo que una madre puede hacer su labor con los ojos cerrados y una mano atada a la espalda.
Ese alguien nunca organizó la fiesta de cumpleaños de su hija.

Alguien dijo que una madre puede dejar de preocuparse cuando los hijos se casan.
Ese alguien no sabe que el matrimonio agrega yernos y nueras al corazón de una madre.

Alguien dijo que el trabajo de una madre termina cuando el último hijo se va del hogar.
Ese alguien no tiene nietos.

Alguien dijo que una madre sabe que su hijo la ama, así que no hay necesidad de decírselo.
Ese alguien no es madre.

Alguien dijo que una madre no necesita de la comprensión y del “te quiero ” del hijo…
Ese alguien no es un hijo.

Ilustración: Patricia Metola

domingo, 9 de noviembre de 2008

Por favor papi, mami...


“Mis manos son pequeñas y por eso se me derrama la leche aunque no quiera”.

“Mis piernas son cortas, por favor, espérame y camina más despacio, así puedo andar contigo”.

“No me pegues en las manos cuando toco algo lindo y de color brillnate. Es que quiero aprender”.

“Por favor, mírame cuando te hablo. Así sé que me estás escuchando”.

“No me regañes todo el día… Déjame equivocar sin hacerme sentir estúpido”.

“No esperes que el dibujo que pinte sea perfecto… Amame por haber tratado de hacerlo bien”.

“Recuerda que soy un niño, no un adulto pequeño… A veces no entiendo lo que me dices”.

“Te quiero tanto… por favor, ámame por lo que soy, no por las cosas que hago”.

“No me rechaces cuando estés molesta conmigo y vengo a darte un beso… Me siento solo, abandonado y con miedo”.

“Cuando me gritas, me asusto… Por favor, explícame que he hecho”.

No te enfades cuando en la noche las sombras y la obscuridad me dan miedo, y me despierto y te llamo. Tu abrazo es lo único que me devuelve la paz”.

“Cuando vamos a las tiendas no sueltes mi mano… Temo perderme y que no me encuentre jamás”.

“Me siento muy triste cuando papá y tú discuten… A veces pienso que es por culpa mía y se me encoge el estómago y no sé qué hacer”.

“Muchas veces veo que abrazas y acaricias a mi hermano… ¿Lo quieres más que a mi?.

“Me regañaste cuando rompí mi juguete favorito y me eché a llorar; yo estaba triste y peor que tú… No lo hice a propósito y me quedé sin él”.

“Te molestaste porque me ensucié jugando… Pero la sensación del barro en mis pies era tan rica y la tarde tan linda…”

“Me meten miedo con el infierno y no sé lo que es… Debe ser algo tan terrible como estar sin ti”.

“Aunque me dejaron con los tíos y la pasé bien, les eché mucho de menos toda la semana… Ojalá no hubiera vacaciones para los papás”.

“Hoy te sentiste mal y yo me preocupé mucho. Traté de entretenerte con mis juegos y me dieron un par de nalgadas y me sacaron de tu lado… Me fui a un rincón a llorar… ¿Que haría yo si tú te murieras?”.


Ilustración: Patricia Metola

viernes, 7 de noviembre de 2008

Los chicos ante la muerte


¿Cómo le explicamos lo que sucedió?

El concepto de muerte es abstracto y complejo, de ahí que la forma para abordarlo y para su comprensión depende de aspectos tales como la edad, la cultura, la educación, la sociedad y la religión.
Asimismo se encuentran implicados aspectos emocionales no sólo para los niños y adolescentes, sino para los adultos.
La realidad de la muerte de un ser querido es difícil de aceptar no sólo para el niño sino para un adolescente y un adulto. En un niño puede existir aún un pensamiento mágico y egocéntrico que intente explicar la pérdida, por lo que en ocasiones el niño puede pensar que debido a algo que él hizo, este ser querido murió.

¿A qué edad puede comprender un niño qué es la muerte ?

Un niño menor de 5 años, aún no entiende tres componentes fundamentales de la muerte que son:

La muerte es irreversible, definitiva y permanente.

La caracteriza por la ausencia de las funciones vitales.

La muerte es universal (todos debemos morir).

Es por ello que consideran a la muerte un estado temporal como el dormir o marcharse, que aún pueden escucharnos o vernos o bien que ellos o sus padres nunca van a morir.

Se considera que alrededor de los 5-7 años se establece el concepto de muerte, aunque aún “rudimentario”. En general tanto los niños como de edad preescolar y escolar necesitan que se les participe del problema brindándoles información correcta y sencilla, que deberá ser acompañada de apoyo emocional, tal como seguridad y comprensión para afrontar la pérdida.

Nuestro hijo comenzará a utilizar la palabra muerte, muerto, matar, murió, etc., bastante antes de comprender el sentido del concepto. Un niño que juega con su revólver puede imitar a otro repitiendo: “Te mataré, bang”. Otras veces dirá “ahora te toca a vos matarme”. Estará utilizando esas palabras simplemente para describir un juego. Carece del concepto de muerte o e matar antes de los dos años y medio.

Aún entonces, la muerte sólo cobra significado para él si alguien a quien conoció, alguien que “estaba ahí”, de pronto desaparece. No determina una gran diferencia el hecho que se trate de una vecina, un perro o un tío. Aun cuando un niño tenga tres o cuatro años es habitual que tome conciencia de la muerte un día específico en el que alguien muere. Es entonces cuando por primera vez toma conciencia del concepto de muerte y reacciona. Por lo común, su reacción se expresa a través de una serie de preguntas.

¿qué quiere decir “muerto” ?

¿por qué el doctor no puede arreglarlo ?

¿Dónde se fue la tía Mariela cuando murió?

¿dónde está ahora ?

¿cómo llegó allí ?

¿podés hacer que viva de nuevo ?

¿cuando morirás ?

¿cuándo moriré yo?

La curiosidad de nuestros hijos acerca de la muerte es un problema que resulta difícil de manejar ya que el niño está tratando de comprender un concepto abstracto en términos muy concretos. Quiere saber cosas específicas acerca de la muerte. Cuando le contestamos, las respuestas lo ponen muy ansioso porque todos los pequeños, normalmente egocéntricos, están preocupados por el tema en relación con su propia persona.

Es mejor responder las preguntas de los niños y no evitarlas.

Les cuesta comprender el hecho que alguien pueda hacer cosas y de pronto no hacerlas nunca más.

Otra manera de responder el tema de la muerte podría ser así:

El abuelo Coco no podrá hacer cosas nunca más, porque se termino y no lo podrán arreglar. Ni siquiera del doctor lo puedo arreglar de nuevo. Recordemos decirle que todos nos sentimos tristes, porque el abuelo murió, ya que lo extrañaremos mucho. Es adecuado expresar nuestra aflicción en ese momento, especialmente si la persona es muy allegada. Es beneficioso que el niño comprenda el dolor y pueda expresarlo en el momento adecuado. Si nuestro hijo nos ve apenados, eso le ayudará a valorar la vida. Si hablamos de la muerte sin expresar pena podemos estar transmitiéndole al niño la idea de que la persona muerta no sólo era insignificante sino que tampoco será extrañada.

Debe saber también que es importante expresar pena simplemente es una reacción sana ante la muerte.

Recordemos que cuando nuestro hijo se enfrenta por primera vez a la idea de la muerte está preocupado por la posible muerte de sus propios padres. Teme ser dejado solo. Si nos pregunta ¿cuándo morirás ? lo más apropiado es responder “No moriré hasta dentro de mucho, mucho, mucho, mucho …….mucho tiempo. Para dar al niño la idea de que nuestra muerte no está prevista para un futuro inmediato. Advirtamos que no negamos que ocurrirá. Cuando nos pregunte cuándo morirá él, no le podemos negar puesto que se trata de un hecho indiscutible, pero cuando el mismo argumento diremos que de que no morirá por un largo, largo período de tiempo. Si tenemos creencias religiosas nos pueden servir para manejar las preguntas desde ese lugar.

UNA MIRADA DIFERENTE…

Todos los niños están interesados en la muerte; es una de las curiosidades más naturales. Pero en lugar de responderles, porque todas las respuestas serán falsas, digamos que no sabemos, que ya veremos cuando nos muramos, que la muerte es una de las cosas que no se puede decir nada excepto una cosa : regresamos a casa, que volvemos al mismo lugar de donde hemos venido. Es como si un pájaro entra en una habitación por una ventana, aletea durante unos segundos y escapa por otra al exterior. Nosotros sólo sabemos del pájaro cuando está en la habitación. No sabemos de dónde viene; no sabemos adónde va. Lo único que conocemos es ese pequeño lapso de tiempo. Mientras el pájaro estaba en el interior de la habitación.

Hagamos consciente al niño del misterio. En vez de darle una respuesta es mejor hacer consciente al niño del misterio que le rodea, de modo que empiece a sentir más asombro, a tener más capacidad de maravillarse.

Osho, filósofo hindú

LOS NIÑOS Y LA PENA POR LA MUERTE DE UN SER QUERIDO

La reacción de un niño por la muerte de un ser querido es muy diferente a la reacción de las personas mayores. Los niños de edad pre-escolar creen que la muerte es temporal y reversible; esta creencia está reforzada por los personajes en dibujos animados que se “mueren” y “reviven” otra vez. Los niños de entre cinco y nueve años comienzan a pensar más como los adultos acerca de la muerte, pero todavía no pueden imaginarse que ellos o alguien que ellos conozcan pueda morir.

Al choque y a la confusión que sufre el niño que ha perdido su hermanito, hermanita, papá o mamá se le añade la falta de atención adecuada de otros familiares que lloran esa misma muerte y que no pueden asumir adecuadamente la responsabilidad de cuidar al niño.

Los padres deben de estar conscientes de cuáles son las reacciones normales de los niños ante la muerte de un familiar, así como de las señales de peligro. De acuerdo a los psiquiatras de niños y adolescentes, es normal que durante las semanas siguientes a la muerte algunos niños sientan una tristeza profunda o que crean que el ser querido continúa vivo. Sin embargo, la negación a largo plazo a admitir que la muerte ocurrió o el evitar las demostraciones de tristeza no es saludable y puede resultar en más problemas severos en el futuro.

No se debe obligar a un niño que está asustado a ir al velorio o al entierro, sin embargo, se recomienda que se les haga participar en alguna ceremonia como, por ejemplo, encender una velita, decir plegarias o visitar la tumba.

Una vez que el niño acepta la muerte, es normal que manifieste su tristeza de vez en cuando a través de un largo período de tiempo, a veces en momentos inesperados. Sus parientes deben de pasar todo el tiempo posible con el niño y hacerle saber bien claro que tiene permiso para manifestar sus sentimientos libre y abiertamente.

Si la persona muerta era esencial para la estabilidad del mundo del niño, la ira es una reacción natural. Esta ira se puede manifestar en juegos violentos, pesadillas, irritabilidad o en una variedad de otros comportamientos. A menudo el niño se mostrará con enojo hacia los miembros sobrevivientes de la familia.

Después de la muerte de un padre o una madre, muchos niños actuarán como si tuviesen menor edad. El niño temporeramente actúa de manera más infantil exigiendo comida, atención, cariño y habla “como un bebé”.Los niños más pequeños creen que ellos son la causa de lo que sucede a su alrededor. El pequeño puede creer que su papá, abuelito, hermano o hermana se murió porque él una vez “deseó” que se muriera. El niño se siente culpable porque cree que su deseo se “realizó”.

Algunas señales de peligro que hay que OBSERVAR:

· un período prolongado de depresión durante el cual el niño pierde interés en sus actividades y eventos diarios;

· insomnio, pérdida del apetito o el miedo prolongado a estar solo;

· regresión a una edad más temprana por un período extendido de tiempo;

· imitación excesiva de la persona muerta;

· decir frecuentemente que quisiera irse con la persona muerta;

· aislamiento de sus amiguitos; o

· deterioro pronunciado en los estudios, o el negarse a ir a la escuela.

Estos síntomas de aviso pueden indicar que se necesita ayuda profesional. Un psiquiatra de niños y adolescentes puede ayudar al niño a aceptar la muerte y asistir a los sobrevivientes para que ayuden al niño durante el proceso de pena y luto.

La muerte de uno de los padres

Tan sólo si se pudiera revivir al padre muerto se podría disminuir el trauma experimentado por el niño. Al mismo tiempo sentirá enojo, en especial por el padre que lo ha abandonado. Como los niños creen que los padres pueden hacer todo lo que quieren, el pequeño puede sentir que es como si el padre muerto hubiera elegido morir. Sin importar la cantidad de veces que usted, en medio de la aflicción, le explique que no es así, su hijo albergará profundos sentimientos de enojo y resentimiento. Para complicar aun más las cosas, puede experimentar culpa. Muchos niños experimentan sentimientos de ambivalencias hacia sus padres en un momento u otro y pueden incluso desear que uno de los padres desaparezca o se muera, por ejemplo, cuando es castigado. En ciertas etapas del desarrollo el niño siente que sus deseos pueden transformarse en realidad. Pueden entonces sentirse muy culpables si durante esa etapa particular de su vida uno de los padres muere realmente. Resulta comprensible que sienta culpa en esas circunstancias

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Cómo evoluciona el sueño en los bebés


Artículo de rosa Jové: " ASÍ EVOLUCIONA EL SUEÑO DE LOS BEBÉS"

Saber cuándo su bebé dormirá de un tirón es una de las preocupaciones de la mayoría de padres primerizos. El cansacio y las dificultades de adaptación al nuevo ritmo de vida les hacen ver los despertares de su hijo como un problema cuando, en realidad, no lo es. Tanto los niños como los adultos tenemos despertares nocturnos. La única diferencia es que nosotros sabemos volvernos a dormir ellos no. Pero algún día lo conseguirán.
Un recién nacido se diferencia muy poco del pequeño bebé intrauterino que era unos segundos antes. Por eso, en el fondo, precisa los mismos cuidados. Necesita que se le ofrezca comida cuando tiene hambre, ya que en el vientre materno la alimentación era automática, y mucho contacto físico, puesto que en el útero materno estaba permanentemente abrazado. Pero casi nada más. La ropa, los pañales... son cosas que el bebé no va a reclamar si se encuentra arropado por los brazos de sus papás.
¿Y dormir? ¿Cómo hemos de enseñar a dormir a los recién nacidos? Pues de ninguna manera, porque ya nacen sabiendo dormir. Ésta es una necesidad vital básica sin la cual no sobreviviríamos mucho tiempo, así que la naturaleza se encarga de que poseamos esa facultad incluso antes de nacer. Pero no siempre es igual, sino que el sueño va evolucionando, adaptándose a las necesidades del ser humano en cada momento.

LOS PRIMEROS TRES MESES
Los bebés ya duermen en el útero materno. Se ha comprobado que a partir de los 6 meses tienen una fase de sueño activo, y a partir de los siete, una de sueño más tranquilo. En esas dos fases ocupan la mayor parte del tiempo.
Cuando un niño nace, su sueño es casi igual al que tenía en el vientre de su madre. Por lo tanto, si se reproducen las condiciones del seno materno, dormirá cuanto necesite. No hay que olvidar que las horas que precisa cada bebé son diferentes, y que varían entre las 12 y las 16 horas los primeros días.
Pero ¿sabemos cómo es el sueño de un bebé de pocos meses?
-Ultradiano. Los horarios de los bebés son caóticos. Hasta que no son más mayores no adquieren el ritmo circadiano, el que permite diferenciar el día de la noche. También necesita dormir más horas. Conforme vaya creciendo, se reducirán hasta llegar a las ocho de media que necesitan los adultos.
-Polisecuencial. ESo significa que un niño duerme varias veces durante todo el día. Los adultos frecuentemente dormimos de un tirón (por la noche), pero los bebés de menos de tres meses duermen varias veces a lo largo del día.
-Bifásico. Las fases de sueño también son diferentes ya que los adultos tenemos cinco fases y los recién nacidos, sólo dos. Nuestras cinco fases van desde que estamos despiertos (vigilia), pasando por la fase I de adormecimiento, la fase II de sueño ligero, hasta las fases III y IV de sueño profundo. También tenemos una última fase, la REM. Los bebés sólo tienen fase REM y una fase de sueño ligero. El resto las adquieren con el paso del tiempo.
-Tiene un 80% de sueño REM. Esta fase, aquella en la que soñamos, tiene como misión recolocar en nuestro cerebro los aprendizajes realizados durante el día y gestionar las emociones. Es por eso que los recién nacidos tienen un 80% de sueño en fase REM, ya que apenas se cansan físicamente y no necesitan fases de sueño profundo. En cambio, aprenden muchas cosas y necesitan más sueño REM. A medida que van creciendo y hacen más ejercicio físico, esta proporción se va modificando.
-Los ciclos son más cortos. Los de los bebés duran unos 45 minutos, mientras que los de los adultos pueden ser de hasta 90 minutos.
Para que un lactante de pocos meses duerma correctamente hay que procurar que se sienta seguro y cuidado permenentemente. Un niño amorosamente atendido y alimentado a demanda dormirá siempre que lo necesite, aunque sea en horas y períodos distintos de otro bebé de la misma edad.

DE LOS 4 A LOS 7 MESES
El bebé va creciendo y madurando, y su sueño también. Tres son las palabras que definen su descanso en esta etapa:
-Circadiano. Es decir, el bebé ya es capaz de diferenciar el día de la noche. Aunque cada niño va a su ritmo, por lo que las cifras son variables, la mayoría de los bebés de siete meses suelen hacer un par de siestas durante las horas diurnas y duerme por la noche durante un período de tiempo más o menos largo. Además el número global de horas de descanso se reduce hasta situarse entre las 10 y las 15.
-Secuencial. A partir de este momento tiene adquiridas casi todas las fases del sueño del adulto, puede unirlas con más facilidad y, por lo tanto disfrutar de períodos de sueño de más de un ciclo.
-Inestable. El sueño entre los cuatro y siete meses es muy inestable porque van surgiendo las fases que faltan y el bebé necesita adaptarse a ellas. Es un período de transición el el que los despertares son muy frecuentes, a veces incluso más que en los primeros meses. ¿Por qué? ¡Pues porque están practicando! Ahora hay más fases y más cambios, y los niños deben ensayar para aprender.
Esta época suele ser de especial dificultad para los padres puesto que el sueño de su hijo es muy ligero, con frecuentes despertares. AFortunadamente, siempre hay algo que ayuda al niño a conciliar mejor el sueño (estar cerca de los adultos, una canción, un muñeco, el silencio, el ruido...). Ésta es una etapa transitoria y lo que se debe intentar es, simplemente, que el niño duerma lo mejor posible.

DE LOS 8 A LOS 24 MESES
En esta etapa, el sueño de muchos niños es básicamente:
-Temido. Imaginen que un recién nacido duerme durante dos horas. Cuando se despierte pensará que se encuentra en el mismo momento que dos horas antes,puesto que no tiene idea el paso del tiempo ni tampoco de lo que ha pasado. Pero un niño de 8 meses sí la tiene. Empieza a darse cuenta de que hay un período de tiempo -cuando se va a dormir- en que se separa de sus padres y que, además , no sabe lo que sucede entretanto. Es por ese motivo que intenta retrasar al máximo el momento de meterse en la cama. En estas edades es muy frecuente que algunos niños pequeños se queden completamente dormidos mientras hacen acitividades que ocultan momentáneamente la idea de que van a separarse de sus padres: jugando, paseando, viendo la tele...
Para que aprendan a regular esa ansiedad, debemos calmarles antes de que se vayan a dormir. Tamibén es importante dejarles bien claro que no deben temer ese momento porque siempre estaremos con ellos si nos necesitan.
-Inquieto. Se ha comprobado que mientras se duerme, sobre todo en fase REM, todo aquello que preocupa puede asimilarse, pero también provocar pesadillas y otros trastornos que, curiosamente, suelen aprarecer a estas edades. La razón es que ésta es una etapa de muchos aprendizajes para el niño. En algún momento durante estos meses empieza a andar y a inverstigar un entorno desconocido hasta entones, lo que le produce mucha ansiedad. El inicio de la alimentación complementaria y, más tarde, la retirada el pañal tamibén son frecuentes motivos de ansiedad infantil y de regañinas de muchos padres a sus hijos.
¿Te extraña que su sueño sea inquieto? Les ocurre lo mismo que a los adultos, que cuando estamos nerviosos dormimos bastante peor. Por todas estas razones, el sueño de los niños es agitado y los despertares por la noche aún están presentes en la mayoria.

DE LOS 3 A LOS 5 AÑOS
Cuando llegan a esta edad, los niños tienen más horas de actividad diruna, lo que determina que el tiempo de sueño se reduzca -es la época en la que se suelen eliminar espontáneamente las siestas-, y tan sólo exista un período de descanso nocturno de unas 10-12 horas. En este momento puede afirmarse aque el sueño infantil ya es muy parecido al de los adultos.
¿Te has fijado? En cada período de nuetra vida el sueño se adapta perfectamente a nuestras necesidades. ESo provoca que el descanso de un adulto sea diferente del de un recién nacido, y también del de un anciano, que casi no tiene sueño profundo y, en cambio, suele tener más períodos de sueño ligero y necesidad de dormir pequeñas siestas durante el día.
El sueño es un proceso evolutivo. Nacemos sabiendo dormir y vamos dearrollando y adaptando esta acitividad según la edad. Simplemente es cuestión de saber cómo es el sueño infantil en cada momento para ayudarlo a evolucionar correctamente.

Ilustración: Patricia Metola

lunes, 3 de noviembre de 2008

El cerebro de mamá


Del Capítulo 5 del libro "El cerebro femenino" de Louann Brizendine

EL CEREBRO DE MAMÁ

"La maternidad te cambia, porque transforma el cerebro de una mujer, estructural, funcional y en muchas formas, irreversiblemente.

Este cambio cerebral da origen a un cerebro motivado, siempre atento y decididamente protector, que obliga a la nueva madre a cambiar sus reacciones y prioridades en la vida. Se ligará con ese ser como no se ha ligado nunca con nadie. Las alternativas son la vida y la muerte.

En la sociedad moderna, en la que las mujeres no son sólo responsables de parir niños sino de sostenerlos económicamente, estos cambios en el cerebro crean el conflicto más profundo en la vida de una madre.

Cuanto más intensamente hagas algo, más células asigna el cerebro a dicha tarea, ...

La biología puede invadir circuitos a pesar de nuestras mejores intenciones y gran cantidad de mujeres experimentan los primeros síntomas del "cerebro maternal" mucho antes de concebir un hijo, especialmente si lo han estado intentando durante un tiempo. El "deseo del bebé" - el ansia profunda de tener un hijo - puede afectar a una mujer poco después de que haya acunado al recién nacido, suave y cálido, de otra.

El suave olor de la cabeza de un niño lleva feromonas que estimulan al cerebro femenino para que produzca la poderosa poción del amor - la oxitocina - creadora de una reacción química que induce al deseo de bebé.

El tacto de la piel de su bebé, el aspecto de los deditos de manos y pies, los breves llantos y gritos entrecortados quedan ya tatuados en el cerebro de la madre. En el plazo de horas o días, puede embargarla un abrumador afán de protección y se establece en ella la agresividad maternal. Su fuerza y resolución de cuidar a ese pequeño ser y de protegerlo se apoderan por completo de los circuitos cerebrales maternos. La madre siente que podría parar la marcha de un camión con su propio cuerpo para proteger al bebé. El cerebro se le ha modificado y junto con él la realidad. Tal es quizás el cambio de la realidad más importante que ocurre en la vida de una mujer.

Igual que un sistema global de actitud humana, los centros cerebrales de una madre para la vista, el sonido y el movimiento están orientados a monitorizar y seguir a su bebé. Esta vigilancia incrementada puede adquirir todas las formas posibles, dependiendo de la amenaza que una madre perciba contra la seguridad y estabilidad de su "nido". Incluso es algo normal el replanteamiento de las obligaciones del marido como proveedor.

Los circuitos cerebrales maternos cambian también en otros aspectos. Las madres pueden tener mejor memoria espacial que las que no han tenido hijos y pueden ser más flexibles, adaptables y valerosas. Tales son las habilidades y talentos que necesitarán para custodiar y proteger a sus bebés. Si han tenido por lo menos una camada, las hembras de rata, por ejemplo, son más atrevidas, muestran menos actividad en los centros del miedo de sus cerebros y se desempeñan mejor en las pruebas de laberintos porque tienen más memoria; además son cinco veces más eficientes para cazar presas. Estos cambios duran toda la vida, según han visto los investigadores. Las madres humanas pueden compartir estas experiencias. Semejante transformación es válida también incluso para madres adoptivas. En tanto permanezcas en contacto físico continuado con el niño, tu cerebro emitirá oxitocina y reformará los cirucitos necesarios par hacer y mantener el cerebro maternal.

La dopamina se incrementa en el cerebro maternal por el estrógeno y la oxitocina. Es el mismo circuito de recompensa disparado en un cerebro femenino por la comunicación íntima y el orgasmo.

Los crecientes vínculos incluyen los efectos de críar al niño dándole el pecho. La mayoría de las mujeres que amamantan a sus bebés reciben un beneficio extra: el estímulo regular de los más agradables aspectos del cerebro materno. En cierto estudio se dio a ratas madres la oportunidad de apretar una barra y obtener una pizca de cocaína o apretar otra barra y que un cachorro de rata viniera a chupar sus pezones. ¿Cuál creéis que preferían? Los chorros de oxitocina en el cerebro superaron siempre la toma de cocaína. Puedes imaginar en qué medida dar de mamar refuerza la conducta maternal; tenía que ser útil para garantizar la supervivencia de nuestra especie. Cuando un bebé coge el seno de la madre con sus manecitas y chupa el pezón, desencadena flujos explosivos de oxcitocina, dopamina y prolactina en el cerebro de la madre. Empieza a fluir la leche del seno. Al principio, todos aquellos tirones en tus pezones secos y sangrantes te pueden hacer pensar que será imposible superar otro día de tortura por culpa de la lactancia. Sin embargo, después de unas cuantas semanas - si no te has sentido arrastrada al harakiri - tendrás la capacidad de sosegar a tu bebé chillón y calmarte tú misma gracias a la lactancia. En el plazo de tres o cuatro semanas, la experiencia empieza a ser totalmente placentera; y no sólo porque el dolor haya cesado. Empiezas a esperar la hora de dar el pecho, a menos que estés tan corta de sueño que pases el día medio dormida. Pero en cierto momento de los pocos meses iniciales, podrás darte cuenta de que dar el pecho se ha vuelto fácil y de que lo disfrutas de verdad. Te baja la presión sanguínea, te sientes tranquila, relajada y te meces en olas de sentimientos de amor por tu bebé inspiradas por la oxitocina".

Ilustración: Patricia Metola

sábado, 1 de noviembre de 2008

Pautas orientativas para padres de niños que, aparentemente, no comen bien.


1.- No obligar nunca a comer a un niño. Un adulto puede que se niegue a probar bocado por los dictados de la moda pero a un crío aún no le pesan las normas sociales. Por tanto no se debe insistir en que el niño trague a toda costa.


2.- Cuánta cantidad de comida es necesaria. Cada uno de nosotros necesita un aporte calórico distinto, razón por la que la alimentación no puede tomarse como una ciencia exacta. Unos zampan como elefantes mientras otros comen como pajaritos. ¿Por qué entonces se intenta medir a los niños por el mismo rasero? Un niño de año y medio puede que necesite comer la misma cantidad que un bebé de nueve meses.

3.- ¿Seguro que no come nada? Para la mayoría de los padres no comer nada significa que su hijo no engulle lo que ellos creen que necesita. Quizá si su medida fuera medio plato en vez de uno repleto hasta el borde cambiaría su percepción.

4.- Los que de verdad no comen. Las enfermedades y los celos provocan un rechazo a la comida que suele ser transitorio y una vez solucionado el problema regresa el apetito.

5.- El trabajo de mamá. El regreso laboral de mamá origina en ciertos bebés una negativa a alimentarse si no lo hace su madre. Pueden no consumir nada en ocho horas y luego ponerse las botas cuando ella regresa.

6.- Un asunto de honor. Los padres, sobre todo las madres, suelen vivir la inapetencia como un agravio personal. Otras consideran un deber atiborrar a su hijo.

7.- Culpabilidad. Frustración y un terrible sentimiento de no saber cumplir como lo hicieron con ella, fustigan a muchas madres para quienes la hora de la comida es un calvario.

8.- Niños incomprendidos. Imagínese qué pensará su hijo. Él, que sólo cuenta con el cariño de sus padres, de repente se ve atacado por aquellos en quienes confía, que insisten en cebarle cuando ya no le entra más y encima se enfadan y le gritan.

9.- La prueba definitiva. Coma en proporción a lo que da a su hijo. Si el niño pesa 10 kilos y engulle un plato, tráguese usted cinco o seis raciones. Seguro que revienta.

10.- Pecho "for ever" y a libre demanda. La leche materna es el alimento más completo y nutritivo. Si el niño no pierde peso es conveniente alargar la lactancia hasta el año o los dos años. Siempre sin imposición de horarios, porque él ya lo pedirá cuando lo necesite.

11.- Las papillas. Nunca se debe sustituir el pecho por la infundada creencia de que los cereales alimentan más. Cuando los niños ya degustan papillas hay que saber que casi ninguno logra terminarse la medida recomendada porque es simplemente una orientación, no un dictado.

12.- Horror a las verduras. El pequeño estómago de los niños admite pequeñas cantidades, o sea, muchas calorías en poco volumen. Las verduras contienen mucha fibra y escasas calorías, por lo que les enguachina pero no les sacia. Apenas unas cucharadas serán suficientes para que le saquen el gusto.

13.- La papilla de frutas. Con las frutas viene a suceder lo mismo que con las verduras. Si el crío las rechaza pruebe a darle una manzana a mordiscos o una pera en trocitos, por ejemplo. Las recomendaciones y mezclas frutales del pediatra no tienen por qué ir a misa.

14.- Respetar el sueño. Algunos padres enchufan a sus hijos el biberón mientras éstos duermen y después se quejan de que no comen cuando están despiertos. ¡Pero si ya se han alimentado!

15.- Chucherías prohibidas. Al margen de que el niño coma o no coma, los dulces y las famosas chucherías sólo una vez al año para que no hagan daño.

16.- La crisis del año. Justo a los 12 meses se frena la velocidad de crecimiento y por tanto no precisan la misma cantidad de alimento. A partir de los cinco años aumentarán el gasto energético y las necesidades.

17.- El percentil. Las gráficas de peso traen fritos a los padres. En cada país se elabora una distinta y nunca coinciden entre ellas. ¿Quiere eso decir que según el lugar del mundo en que pesen a su hijo estará por encima o debajo de la media?


18.- Defensas infantiles. Los más pequeños se defienden ante la indigesta ofensiva paterna a base de hacer bola, escupir e incluso vomitar. Nunca se niegan por capricho. Evolutivamente los críos tienden a rechazar los sabores desconocidos por simple supervivencia.

19.- Un dragón llamado alergia. La alergia puede provocar la negativa del niño a ingerir ciertos alimentos como la leche, el gluten, el huevo o cualquier otro incompatible con su inmaduro organismo. Por eso es conveniente no obligar a comer.

20.- Estimulantes del apetito. Los tónicos estimulantes contienen psicofármacos que actúan sobre el centro cerebral del apetito y su efecto desaparece en cuanto se deja el medicamento. Poco aconsejables salvo excepciones.

21.- Cómo introducir los alimentos. A partir de los seis meses se pueden ir probando nuevos sabores con gran precaución y muy lentamente.

22.- Estrategias. No guardar la comida para la cena. Ponerle en el plato sólo lo que suela tomar aunque sean tres cucharadas, si tiene hambre pedirá más. Evitar las broncas y los sobornos.

23.- Vegetarianos. Cuando los padres son vegetarianos los niños pueden vivir perfectamente con una dieta ovo-lacto-vegetariana.

24.- Acostumbrarse a comer de todo. Obligarle a comer un determinado alimento es la mejor forma de lograr que lo odie para el resto de su vida. Si no se le fuerza acabará probándolo.

25.- Comer solo. Un niño se puede negar a comer porque quiere meterse él mismo el alimento en la boca y no se lo permiten. Aunque se estire la hora del almuerzo y ponga todo perdido es preferible concederles cierta independencia

Carlos González