martes, 2 de septiembre de 2008

Cólicos


Mi bebé llora todo el tiempo. ¿Podría tener cólico?
Es posible. La palabra cólico es un término que se usa para describir el llanto incontrolable de un bebé, que por lo demás goza de buena salud. Si tu bebé tiene menos de 5 meses y llora durante más de tres horas consecutivas, durante tres o más días a la semana, por lo menos por tres semanas, y no hay ninguna explicación médica para su estado de nerviosismo, es probable que se trate de cólico. El cólico no es una enfermedad y no le hará daño a tu bebé a largo plazo, pero resulta difícil de sobrelevar, tanto para los bebés como para los papás.


¿Cuáles son las señales que indican que mi bebé podría tener cólico?
El cólico suele manifestarse cuando un bebé tiene entre 2 y 3 semanas de edad (o entre 2 y 3 semanas después de la fecha prevista para el parto, si es un bebé prematuro). Mientras que los bebés normalmente lloran cuando están mojados, hambrientos, asustados o cansados, un bebé que padece cólico llora inconsolable y excesivamente, a menudo a la misma hora cada día, que suele ser con frecuencia hacia el final de la tarde o por la noche. Si tu bebé tiene cólico, su pancita puede verse hinchada. Quizás notes que parece estar incómodo, y estira o levanta las piernas y suelta gases mientras llora.

¿Cuánto durará?
Por suerte, después de la tempestad viene la calma. El cólico suele intensificarse alrededor de las 6 semanas, y mejora notablemente entre los 3 y los 4 meses. Para cuando cumpla los 5 meses, tu bebé debería haberlo superado. Eso implica que quizás tengas por delante bastantes meses de "tempestad". Durante este tiempo, trata de consolar a tu bebé lo mejor que puedas y pide ayuda si la necesitas. Cuidar de un bebé que padece cólico es muy estresante, y necesitas descansar de vez en cuando para mantenerte en tu sano juicio. Pídele a tu pareja, a un familiar o a una amiga que te cuide al niño mientras vas a dar un paseo, o desahógate con un buen llanto si es que eso te ayuda a disminuir la tensión.


¿Por qué algunos bebés tienen cólico?
El cólico es uno de los grandes misterios de la vida de un bebé. Alrededor del 20 por ciento de los bebés sufren de cólico. Puede ocurrir independientemente de si son o no primogénitos, de si son niños o niñas y de si se los alimenta con leche materna o con leche de fórmula. Nadie sabe por qué algunos bebés son más propensos que otros, pero las teorías abundan, y es muy posible que esta propensión se deba a más de una causa. Tu bebé puede tener cólico porque su sistema digestivo es un poco inmaduro o sensible. (De hecho, la palabra cólico proviene del griego, kolikos, cuya traducción aproximada sería "colon".) El aparato digestivo de un recién nacido contiene muy pocas de las enzimas o jugos digestivos que se necesitan para digerir los alimentos, por eso el procesamiento de las proteínas de la leche materna o de la leche de fórmula puede dar lugar a gases molestos. El hecho en sí de llorar desconsoladamente puede hacer que tu bebé trague mucho aire, lo cual también puede producirle gases. Si tu bebé padece cólico debido a problemas de estómago, quizás notes que sus síntomas empeoran después de comer o de antes de ir de vientre. Algunos especialistas creen que los episodios largos de llanto debido al cólico, constituyen una liberación física para los bebés que se sienten demasiado tensos. Quizás tu bebé se siente abrumado con facilidad si es sensible por naturaleza, por ejemplo, o si se está recuperando de un parto difícil, o si nació antes de tiempo y su sistema nervioso aún se está desarrollando. Cuando llega la noche, estos bebés están agotados de tanto mirar, escuchar o experimentar sensaciones nuevas y comienzan a llorar para desahogarse. Si fumaste durante el embarazo o fumas ahora, tu bebé tiene el doble de posibilidades padecer cólico (aunque este riesgo se reduce si lo estás amamantando).


¿Debo llevar a mi bebé al doctor si creo que padece cólico?
Sí, es una buena idea hablar con el doctor sobre el llanto de tu bebé. Puede descartar otras posibles causas, como una infección urinaria o intestinal, y ayudarte a decidir la mejor forma de afrontar el cólico. Y si tu bebé tiene otros síntomas, como fiebre, vómitos o sangre en las heces, llama al doctor inmediatamente. Esto síntomas no se deben al cólico.


Dicen que la dieta de la mamá puede producir cólicos si el bebé se alimenta con leche materna. ¿Es cierto?
De vez en cuando, los bebés que toman leche materna parecen sufrir de cólico a causa de algún alimento en la dieta de la madre. Hay mucha controversia sobre qué alimentos resultan problemáticos, pero los productos lácteos son uno de los principales sospechosos. Si estás amamantando, trata de reducir la leche, el queso y el yogur durante un par de semanas para ver si hay algún cambio (la proteína de la leche de vaca puede permanecer en la leche materna hasta dos semanas, así que este experimento dietético requiere un poco de paciencia). Algunos lactantes se ven afectados si la mamá come alimentos muy condimentados, productos elaborados con trigo, frutas secas, fresas, verduras crucíferas (tales como col o repollo, brócoli y coliflor), ajo, cafeína y alcohol. Para detectar si alguno de estos alimentos está afectando a tu bebé, evítalos todos durante algunos días. Si tu bebé se pone mejor, reincorpora un alimento solamente y después de unos días incorpora otro, hasta volver a incorporarlos todos en tu dieta. Si tu bebé empieza a mostrarse molesto nuevamente después de que empieces a comer un determinado alimento, habrás descubierto la causa del cólico. Deberás abstenerte de dicho alimento hasta que el bebé supere su sensibilidad, lo cual probablemente ocurra alrededor de los 3 meses. Eliminar el café o cualquier otro alimento por algunos meses es un pequeño precio a pagar a cambio de un bebé contento.


¿Puede una determinada leche de fórmula causar cólico?
Normalmente no. Pero si alimentas a tu bebé con leche de fórmula y padece cólico, puede preguntarle a tu doctor si deberías cambiarla por una fórmula que no contenga la proteína de la leche de vaca, por si acaso


Si tu bebé padece cólico y necesitas ayuda, encontrarás 21 estrategias para calmarle:

21 estrategias para calmar a un bebé que padece cólico

Puede llevarte un tiempo descubrir la mejor forma de calmar a tu bebé, porque lo que funciona con un niño no funciona con otro. Pero hay algunas estrategias que te serán útiles. Unas te funcionarán mejor si tu bebé tiene problemas digestivos, y las otras son más efectivas si lo que necesita es relajarse y sentirse seguro.

Revisa su biberón

Si alimentas a tu bebé con un biberón, es importante que te asegures de que el biberón que usa no está contribuyendo a que trague demasiado aire. Cuanto más aire trague mientras se alimenta, más probable es que tenga problemas estomacales.

El agujero de la tetina no debe ser demasiado pequeño, porque esto podría frustrarle y hacerle tragar con más ansiedad, ni demasiado grande, porque el líquido podría bajar en cantidades excesivas.

Algunos biberones están especialmente diseñados para reducir la toma de aire. Unos tienen una forma curvada, mientras que otros tienen unos filtros o forros interiores, que previenen la formación de burbujas de aire en el líquido y hacen que la tetina no se colapse.

Mantén a tu bebé erguido mientras lo alimentas.

Trata de mantener a tu bebé más derechito cuando lo alimentes para que la fórmula o la leche materna bajen más directamente a su pancita. Si está acurrucado o doblado hacia delante, hay más posibilidades de que se cuele algo de aire junto a la leche.

Elimina las comidas ansiosas.

Dale de comer a tu bebé antes de que tenga mucha hambre. Si está llorando a gritos porque está muy hambriento, es más probable que trague aire junto con la leche. Trata de darle de comer en un ambiente tranquilo: baja las luces, pon música relajada y pídele a sus hermanos que no hagan mucho ruido (la esperanza es lo último que se pierde).

Hazle eructar a menudo.

Los eructos eliminan las burbujas de aire que están atrapadas en la pancita de tu bebé. No esperes hasta que haya terminado de comer para sacarle el aire. Trata de hacerlo eructar cuando cambies de pecho si lo estás amamantando, o cada pocos minutos si lo alimentas con biberón.

Adapta tu dieta si estás amamantando.

Si crees que tu bebé puede ser sensible a algo que tú comes y que pasa a tu leche, prueba a eliminar los productos lácteos (leche, queso, yogur) durante un par de semanas, que es el tiempo que tarda la proteína de la leche de vaca en desaparecer de tu leche.

Si esto no te da resultado, puedes comprobar si las comidas picantes, los productos elaborados con trigo, las frutas secas, fresas, verduras tales como col o repollo, brócoli y coliflor, ajo, cafeína y alcohol tienen algún efecto. Para detectar si alguno de estos alimentos está afectando a tu bebé, evítalos todos durante algunos días. Si tu bebé se pone mejor, reincorpora un alimento solamente y después de unos días incorpora otro. Si tu bebé empieza a mostrarse molesto nuevamente después de que empieces a comer un determinado alimento, habrás descubierto la causa del cólico. Este proceso puede llevar algún tiempo, pero si elimina los episodios de llanto prolongado de tu bebé, merece la pena.
Pregunta si puedes cambiar la fórmula.

La leche de fórmula no suele causar cólico, pero si tu bebé lo padece, vale la pena probar con un cambio de marca. Pregúntale a tu doctor si puedes usar una fórmula que no contenga la proteína presente en la leche de vaca.

Prepara un remedio natural.

Los padres han tratado el cólico de sus bebés durante generaciones con remedios naturales como tés de hierbas suaves (especialmente, hinojo, eneldo, anís, menta, y manzanilla). Tienes que tener mucho cuidado con las dosis, así que consulta primero con un herborista de confianza y habla siempre con el doctor de tu bebé. Algunas mamás aseguran que cuando ellas beben estos tés, su bebé se mejora.

Prueba un medicamento de venta sin receta

Muchos padres han tenido suerte dando a sus bebés gripe water (que es una agua medicinal preparada con hierbas y bicarbonato). O quizás quieras probar gotas contra los gases, si es que los gases son lo que están molestando a tu bebé. Asegúrate de comprar gotas específicamente preparadas para bebés y, como hay que hacer siempre, habla con tu doctor antes de usar cualquiera de estas dos cosas.

Dale un masaje a tu bebé

Un masaje suave en la pancita puede ayudar a que salga el gas o, por lo menos, puede hacer que el estómago de su bebé y su estado de ánimo mejoren. También puedes poner a tu bebé boca abajo sobre tus rodillas y frotarle la espalda. A veces esto ayuda a relajar la presión excesiva que siente en el estómago.

Usa una bolsa (tibia) de agua caliente.

A algunos bebés les gusta la sensación de una bolsa de agua tibia sobre el estómago. Llena una bolsa de agua caliente con agua tibia y envuélvela en una toalla. Ponla sobre tu estómago y echa a tu bebé encima tuyo. Ten mucho cuidado de que el agua no esté demasiado caliente. Lo que a ti te parece tibio puede ser demasiado caliente para la sensible piel de un bebé.

Haz ruido.

A los bebés les gustan los sonidos que les recuerdan el rítmico latido de tu corazón y los ruidos que oían en tu vientre. A lo mejor tu bebé se siente mejor si pones su sillita cerca de la secadora en funcionamiento o metido en una mochila frontal mientras tú pasas la aspiradora. O quizás se calme si enciendes el extractor de aire de la cocina.

Haz música.

Cántale a tu bebé o pon un disco de canciones de cuna o de música suave. Incluso puedes encontrar discos que reproducen los relajantes sonidos de un útero materno. ¡Por otra parte, algunos padres dicen que sus bebés prefieren el rock!

Muévelo.

A los bebés les tranquiliza moverse suavemente, así que usa una mecedora, un columpio de bebé o un asiento vibrador. También le puede gustar pasear por la casa metido en una mochila frontal o una cangurera. Posiblemente prefiera estar bastante alto, cerca de tu pecho y del latido de tu corazón. Da suaves rebotes arriba y abajo en esta posición, mientras mantienes a tu bebé bien agarrado.

Pasea en auto.

Muchos padres cuentan que un paseo en auto, con su movimiento, ruido y vibración, es santo remedio para el cólico. Pon a tu bebé en su asiento del auto y sal a manejar para ver si el paseo alivia tu bebé.

Prueba a cambiar de ambiente.

Si estás adentro, sal a dar un paseo, sea con tu bebé en la carreola (cochecito), la cangurera o una mochila frontal. Ver, oler y oír cosas nuevas puede distraer a tu bebé y quizás se quede dormido. Por otro lado, si has estado toda la mañana afuera con tu bebé, quizás necesita un rato tranquilo en casa.

¡Silencio!

Aunque a algunos bebés les reconforta el movimiento, el ruido y la actividad, otros necesitan menos estímulos y responden mejor al silencio, la quietud y la oscuridad.

Envuélvelo.

Piensa en lo apretadito que estaba tu bebé en el útero antes de nacer, y te harás a la idea de lo grande que el mundo puede parecerle ahora. Envolver a un bebé apretadito en una manta ligera o una sábana, puede hacerle sentir más seguro. Puedes envolverlo durante las comidas si le cuesta concentrarse en comer, o justo antes de que empiece su periodo habitual de cólico y llantos, o antes de ponerlo a dormir.

No solamente puede ayudarlo a dormirse, sino también a permanecer dormido. Los investigadores han descubierto que los bebés que están envueltos duermen más profundamente que los que no los están. Esto es porque como los bebés se estremecen y menean durante el sueño, sus propios movimientos pueden despertarlos.

Es fácil aprender a envolver a un bebé así, pero si no te sale, puedes invertir en una mantita especial para hacerlo.

Aromatiza el ambiente.

Algunos bebés responden bien a los olores. La aromaterapia cuenta con fómulas especificas de aceites esenciales para una variedad de problemas y condiciones, desde dolores de cabeza hasta cansancio, ansiedad y miedo.

Puedes probar un aroma desarrollado para calmar los nervios (algunos se han creado específicamente para bebés). Un baño perfumado con lavanda o rociar la habitación con un aspersor de manzanilla puede ayudar también (si no a tu bebé, al menos a ti).

Baña a tu bebé.

Un baño tibio en mitad de un episodio de cólico puede distraerlo y relajarlo. A algunos bebés les encanta que los sostengan bajo la ducha, con un chorro suave cayendo sobre su espalda. A tu bebé le puede tranquilizar el golpear rítmico del agua, además del sonido.

Ofrécele un chupón.

Cualquier cosa que calme a tu bebé vale la pena. Para algunos bebés, succionar es el relajante ideal. Ofrécele un chupón o chupete, incluso si bajo otras circunstancias no lo harías. O anima a tu bebé a chuparse el dedo llevándoselo suavemente a la boca.

Mantén una rutina.

Es importante alimentar a tu bebé siempre que tiene hambre, pero aparte de esto, una rutina fija puede ser muy reconfortante para él: mantén los baños, paseos y siestas a horas regulares. Tu bebé no está pendiente del reloj, claro está, pero nota el ritmo de sus días.

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